En algún lugar perdí a Sofía, quizá fue
Martha quien hizo que se perdiera. Un día me contó lo celosa que estaba al
saber que escribía de aquella mujer que se pixceleaba cada vez que hacíamos el
amor y sólo pude reír. Esa mujer no existe, o talvez si, son todas las mujeres
que me he topado en una sola, le contesté.
Después ya no supe como mantenerla con vida, no supe que
hacía en los días que no había tormentas, no sabía que más hacía aparte de
estar desnuda frente al monitor de una computadora, fumar un cigarro y vivir en
Second Life. Así que cayó de las escaleras, Santiago dibujó su muerte, como
hace años dibujó la muere de Kobra, eso fue todo.
Hace unos días un conocido se despidió de y mandó saludos para Sofía, sonreí, le dije claro se los haré llegar, y aquí
estoy con la imagen de Sofía tirada en el piso, le susurro al oído… Sabes, alguien
se acuerda de ti.
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