* y a pesar de todo, seguía ahí, con la
esperanza de que algún día lo leyeran; empolvado y con menos páginas. Hizo
un pacto con el librero, absorbería la humedad mientras lo dejará vivir en
su interior, pero no fue suficiente, el mueble no pudo protegerlo y terminó en
la chimenea. Hoy en día sólo se pueden encontrar algunos pasajes de aquel imperdible
en Internet.
*Les comparto la versión digital de Los Salvajes de Ciudad AKA,
antes que desaparezca por completo.
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