IV
sin odio no hay infancia
(los juguetes viejos
encerrados en un
bunker
con luces rojas encendidas)
no fue tu padre el que te abandonó
cerraste los ojos
e intentaste crecer
un piano a la mitad de la carretera
recuerda las noches que pasaste soñando en Moscú
(los comics tirados
por la habitación)
lo odiaste por aferrarse al piano
como nunca se aferró a ti.
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